5/23/2007

LA INMIGRACIÓN ILEGAL EN EL MEDITERRÁNEO CENTRAL


La inmigración ilegal desde la orilla septentrional del continente africano hasta la europea acaba muchas veces en escenas de barcas pequeños llena de hombres y mujeres y tal vez niños, desembarcando en nuestra tierra. Estas escenas que se repiten frecuentemente en verano cuando las condiciones meteorológicas están favorables provocan emociones y sentimientos contrastantes entre la población maltesa.

En primer lugar se puede detectar entre mucha de la gente local, sentimientos de rechazo y falta de simpatía hacia estos pobres que por lo menos han arriesgado la piel para huir de fracasos de guerra o, a lo mejor, en busca de una situación económica mejor. No es para nada que el estrecho central del mar entre Italia y Libia es nombrado el “cementerio del Mediterráneo” a causa de los miles de fallecidos que resultaban dispersos en el mar por tormentas y mal tiempo. Hay también gente que, peor de los sentimientos de rechazo, son racistas y xenófobas. Quieren que no les deje entrar en nuestra “patria”, por ninguna razón, estos “clandestinos”. ¡Olvidan la presunción que Malta es un país de católicos, convertidos al cristianismo por San Paulo mismo! ¡Él también buscó refugio en estas islas!

En todo esto destaca el carácter encerrado del isleño, con sus rasgos negativos: sospechar al forastero y todo que es extraño, impreso a través los siglos en nuestra ADN. Además hay algo de duplicidad en este carácter porque mucha gente no dice nada cuando los inmigrantes ilegales son de otros países pero con la piel “blanca”. A pesar de todos los aspectos negativos, no podemos quedar indiferentes frente a estas situaciones humanitarias que están lanzando un grito de ayuda. Lo mínimo que podemos hacer es rechazar el racismo y xenofobia en todas las formas y retomar los valores de un verdadero cristiano: solidaridad, piedad y caridad. No debemos olvidar que antes, los malteses fueron ellos también inmigrantes y buscaron modos para mejorar la vida afuera de su hogar. Cambiar el comportamiento de quien tiene la mente cerrada no será simple o fácil pero hay que accionar algo mediante la información correcta y la educación.

No olvidamos la razón para que huyan: para escapar, en la mayoría de los casos, de la muerte y el hambre. ¿Si fueras tú que tendrías que huir qué harías?

5/01/2007

Un Suceso Cotidiano


El principio de la jornada fue la anticipación de lo que sucedió después. No me logré a despertarme. Luego me telefoneó mi colega para averiguar la razón. Estaba muy enfadado y ladraba peor de un perro, casi me mordió a través el teléfono. El trabajo ya empezaba y yo quedé todavía en mi cama.

Muy de prisa mi vestí sin ducharme y salí de mi casa. Entré en el coche, inserí la llave y… nada. El motor no marchaba. Me quedé allí en el silencio del coche, pensando en que podría hacer. Sonó mi móvil: fue mi colega que me esperaba. Estaba furioso porque ya había pasado una hora esperándome. Me hice loco con todo esos acontecimientos sucediendo entre poco tiempo. Luego, si no había bastantes líos, empezaba a llover muy fuerte y yo allí sin paraguas. ¡Estaba viviendo una pesadilla!

Afortunadamente, en aquel momento pasaba mi vecino en su coche. Cuando me vio en aquel condición, todo mojado, se paró y abrió la puerta del coche. Al fin y al cabo llegué a mi oficina. El jefe de mi sección estaba en la entrada, su cara era muy asustada: no era una situación normal. Mi colega no me dije nada, pero su comportamiento era muy sobrio. Pensé en lo peor, que la jornada llena de líos nunca hubiera acabado.

Nunca la olvidé, pero en el fin no pasó nada. Esperé lo peor, que me llamaría mi jefe y perdería el trabajo. Por lo menos la jornada pasaba sin mayor daño…