5/01/2007

Un Suceso Cotidiano


El principio de la jornada fue la anticipación de lo que sucedió después. No me logré a despertarme. Luego me telefoneó mi colega para averiguar la razón. Estaba muy enfadado y ladraba peor de un perro, casi me mordió a través el teléfono. El trabajo ya empezaba y yo quedé todavía en mi cama.

Muy de prisa mi vestí sin ducharme y salí de mi casa. Entré en el coche, inserí la llave y… nada. El motor no marchaba. Me quedé allí en el silencio del coche, pensando en que podría hacer. Sonó mi móvil: fue mi colega que me esperaba. Estaba furioso porque ya había pasado una hora esperándome. Me hice loco con todo esos acontecimientos sucediendo entre poco tiempo. Luego, si no había bastantes líos, empezaba a llover muy fuerte y yo allí sin paraguas. ¡Estaba viviendo una pesadilla!

Afortunadamente, en aquel momento pasaba mi vecino en su coche. Cuando me vio en aquel condición, todo mojado, se paró y abrió la puerta del coche. Al fin y al cabo llegué a mi oficina. El jefe de mi sección estaba en la entrada, su cara era muy asustada: no era una situación normal. Mi colega no me dije nada, pero su comportamiento era muy sobrio. Pensé en lo peor, que la jornada llena de líos nunca hubiera acabado.

Nunca la olvidé, pero en el fin no pasó nada. Esperé lo peor, que me llamaría mi jefe y perdería el trabajo. Por lo menos la jornada pasaba sin mayor daño…

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